Si bien por un lado le doy duro a la televisión española cargada de programas que dan pena, también es justo decir que tiene también programas que dan mucho por inspirar y entretener, con un contenido más acorde a lo que debe ser una televisión de masas.
Es el caso de series como «El Ministerio del Tiempo», «El Caso» y «Los misterios de Laura» entre muchos que ocuparon su espacio en un horario cómodo, lamentablemente son por temporada y son cortos, pero si debo confesar que el grupo creativo que genera este tipo de contenido se ha ganado mi respeto y mi curiosidad por ver que más se inventan.
En el caso de «Los misterios de Laura» y el objetivo de este articulo, ha de aplaudir la manera en que los españoles captan y adaptan las obras de la celebre Agatha Christie al carácter del español del siglo XXI, agregándole el desparpajo y la cotidianidad con maestría. Esta serie resulto ser un éxito al punto de llamar la atención a los americanos, comprar los derechos y adaptarla al mercado americano… y matar el ganso de los huevos de oro.
La serie española tiene un desparpajo único y genial, es costumbrista, ocurrente, más creíble. Los personajes son más cercanos al espectador, tienen y viven situaciones aparte de la historia principal que son más cercanas, hablamos de una mujer del siglo XXI que trabaja ocho o más horas al día, que tiene un divorcio a cuesta, una familia disfuncional pero cercana, unos compañeros de trabajo con sangre, humor y problemas, en resumen, una comisaría que de verlos en un auto mercado, les saludas y les pides recetas y hasta les preguntas por el caso de turno como cualquier vecino. La versión americana, paso a esta comisaria por un cirujano plástico, por un asesor de imagen y les llenaron de botox. La Laura gringa compite con cualquier reina de belleza, con un cabello Pantene, unas medidas perfectas, unos hijos sometidos y a la madre/suegra, la enviaron al más allá, resucitando al padre pero no lo suficiente, da pena decirlo pero la doña española tenia más salero que el padre de la pelirroja.
Las series tocadas por la manos gringas, caen inmisericordemente en estereotipos que dañan la magia de sus originales, lo mismo sucedió con «Betty La Fea» novela colombiana que sin ser un trabajo digno de un premio, si tenia más carisma y más sustancia que las nuevas versiones. Las series con Botox no son más que eso, series que pierden expresión, esencia y atractivo.
Si nos quieren hacer un favor, si desean continuar con Laurita, resuciten a la gordita de 1,60 de alto, con cabello castaño, gabardina vieja y arrugada, que le gusta el chocolate, con madre metiche y gemelos demoledores, esos que pintaron de rojo el techo y las ventanas del salón de actos de su colegio emulando un escenario de crimen «como los que mamá resuelve»… A la pelirroja, denle su corona de miss y mándenla de regreso a la pasarela…
Deja una respuesta