Y tu, ¿qué extrañas de tu país?

Cuando te hacen esa pregunta lo que provoca muchas veces es llorar, es una de esas preguntas que deberían ser delito, con pena de cárcel por tortura, pero, es la pregunta de oro para todo aquel que quiere conversar con un extranjero… Debo morir callada porque también la formulé en mis momentos.

La respuesta cambia según pasa el tiempo, si tienes poco tiempo de haber migrado, eres de los que salieron corriendo y harto del caos, la respuesta lo más seguro será un «poco o nada», claro, aun estas en modalidad turista y aun no caes en la realidad, pero cuando el tiempo, los meses y los años pasan, la respuesta cambia y, para sorpresa de muchos, no es lo que muchos esperan escuchar.

Cuando me lo preguntaron la primera vez, dije que extrañaba a familiares y amigos, unos meses después, el clima, hoy, cinco años después esto es lo que extraño:

  • Extraño levantarme en la mañana y ver el Ávila.
  • El clima de Caracas, siempre primaveral, ni frío, ni calor, donde vivo no se conoce temperaturas medias, o te congelas, o te conviertes en torreznos.
  • Las empanadas Dominó del mercado de Guaicaipuro, y el mercado de Guaicaipuro como tal.
  • Extraño las arepas de carne mechada y picante de catara, y los dulces de coco y piña en hoja de limón que vendían cerca de Paparo.
  • Extraño mi trabajo en Caracas, porque con todo y sus bemoles, era mucho más justo, personal, legal y laboralmente de lo que es el trabajo aquí, aparte se ganaba mucho más.
  • Extraño una buena ensalada de aguacate y palmitos, hecha con un aguacate de verdad, no con estos que consigues en el auto mercado que son mínimos.
  • Extraño un buen pastel de chucho y una buena empanada de cazón.
  • Extraño la facilidad de hacer amigos en donde sea, aquí la gente desconfía hasta de su sombra.
  • Extraño el pásate por la casa, las fiestas entre amigos en el jardín de alguien o en mi casa.
  • Extraño a mis amigos que los tengo regados por medio mundo, las partidas de dominó, texas holder, y demás juegos de mesas .
  • Extraño ir al cine, al teatro, a las galerías de arte y museos, al Teresa Carreño… vivo en un pueblo no en una gran ciudad, aquí las alternativas culturales son más limitadas.
  • Extraño las gaitas y la navidad.
  • Las playas, todas. Les juro, aquí las playas son hermosas, están impecables, tienen mejores instalaciones, y son infinitamente mucho más seguras, pero el AGUA, aquí el agua es HELADA, es para focas… Yo añoro el agua tibia de Playa Colorada y Mochima, incluso las de Puerto Francés y Punta Arenas…
  • Extraño los Guacamayos y los Loros que volaban por la ciudad.

No estaño la inseguridad, las colas, el desorden, la viveza criolla, ni muchas cosas que aquí se consiguen ahora en el auto mercado, aprecio placeres más simples como caminar por la calle, ir a la farmacia y saber que vas a encontrar lo que necesitas, ir al mercado y comprar sin nervios y solo lo que necesito ese día.

Adaptarme si lo vemos por lo sano, no ha sido tan terrible, son muchas cosas buenas las que tengo ahora, se ha simplificado muchas cosas, pero hay momentos que la morriña (termino gallego muy acertado) en los que las nostalgias atacan y espachurran un poco, pero la vida sigue…

Autor : Raquel Rodríguez Ferré
Publicado en Diario de Teselas
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