Como cada tarde, después de 23 días de cuarentena al llegar las Ocho de la tarde (20:00h) y no lejos de mi casa comienzan a circular el equipo conformado por bomberos, protección civil, policía y guardia civil, para dar una vuelta por la zona que les toca cubrir, tardan unos 15 o 20 minutos en pasar por mi calle y cada vez que eso pasa sus luces y sirenas se ven acompañadas por los aplausos de los vecinos quienes salimos a las ventanas y balcones.
Confieso que la primera semana me parecía algo hortera salir al balcón y aplaudir, pero me asomaba igual solo para acompañará mi hijo quien enloquece por un camión y una patrulla; ahora admito que tanta energía contagia y llevo tres semanas esperando a que lleguen las 20:15 horas sólo para saludar y aplaudir desde la ventana.
Da una alegría ver la cara de mi pequeño, asomadito a la ventana y aplaudiendo con tantas ganas cuando les ve pasar, que te derrite el alma; y da dolor cuando por algún motivo no llegamos a tiempo a la ventana o nuestros héroes cambian la ruta y pasan antes o no tocan la calle.
El fin de semana pasado fue justamente un momento malo, los dos días no pasaron a las 20:15 h. y mi bebé se quedo con las ganas de verles, se puso tan triste que me arrugó el alma, la última vez, no se por qué, me pregunté, ¿y cuando esto termine?…
La respuesta no es diferente a lo que se espera de la gente, dejaremos al olvido los días de encierro, las iniciativas en los balcones y nos enfocamos en recuperarnos del desastre económico consecuencia de paralizar el país por tanto tiempo , nos concentraremos en buscar trabajo, en recuperarlo si caímos en un ERTE, o trataremos de reflotar los negocios y nuestros héroes regresarán a sus rutinas, dejarán de pasar por la calle tocando sirenas a modo de saludo. Serán muchos los días en las que tendré que explicarle a mi hijo que ya no será necesario aplaudir y ver su carita triste.
La verdad es que extrañaremos nuestra cita de las ocho para saludar a quienes nos han cuidado durante estos días tan duros, no se extrañen si ven a un enanito aplaudiendo si les ve pasar y a su mamá viéndole con orgullo… Gracias por cuidarnos.
Autor: Raquel Rodríguez Ferré
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