Adiós 2020 Adiós…

No sé si me atreva a hacer balance de este año y contar los logros alcanzados, lo cierto es que hoy 31 de diciembre, es más lo que hay que reflexionar y ver con otros ojos, que llenar la famosa y tonta lista de objetivos y deseos con chorradas para dejar a medio hacer.

En definitiva, me dejaré de boberías y no agregaré a la lista bajar los kilitos que subo después de estas fiestas, tampoco agregaré eso de hacer más ejercicio para lograr las medidas perfectas y entrar en dos tallas menos, definitivamente queda descartado viajar y ver mundo, ya ni hablemos de cambiar coche, esta vez dedicaré esa lista a otras cosas.

Por ejemplo, a agradecer a la providencia por mi familia: pequeña, ruidosa, loca, atípica y peleona, por seguir siempre unidos, aunque nos separe la distancia y poder contar con ella tanto en las buenas como en las malas. Por los amigos, con las mismas razones, por estar allí en las buenas y en las malas, agradeciendo que me envíen largo al carajo cuando mis hormonas joden, pero que me llamen después para saber si vuelvo a estar cuerda y dispuesta a reírme con ellos así sea por videollamada.

Doy gracias por la salud y me retracto de lo dicho al considerar en un comienzo, a esta peste, como una gripe más, hoy en día queda claro que un pequeño virus puede más que un ejército, colapsa no solo personas, puede poner contra las cuerdas a un planeta entero política, social y económicamente.

Doy gracias a todos los que han arriesgado sus vidas en el cumplimiento del deber, sin importar la tarea o la profesión que han ejercido, desde los médicos, sanitarios, policías, militares, científicos, pasando por toda la cadena (que es muy larga y variopinta) hasta los más humildes como los camioneros, los taxistas, el personal de limpieza y los repartidores en bicicleta, que han seguido al pie del cañón ayudando como pueden y con lo que tienen para que esto no se fuera todo en buen castellano “a la mierda”. De mi parte queda el compromiso de seguir poniendo mi grano de arena y ser responsable para no entorpecer tan dura tarea.

Quedo decepcionada al confirmar que nunca saldremos del caos que vivimos con los políticos que tenemos, ninguno de ellos (no importa el color o la tendencia) moverá un dedo por el bien común, aquí solo les interesa ocupar una silla y forrarse, carecen de vergüenza, la nobleza y la dignidad que ostentan no es de cuerpo, ni de alma, es un papelito que tienen colgado en algún despacho y que les acredita un cargo o una rancia enredadera de jubilados y muertos que se la han currado antes que ellos. Votaré por el menos malo del lote, dando garantías que tengo una terrible alergia a los extremistas.

Me despido con dolor de aquellos que no pudieron resistir y cayeron ante este virus, sin importar edad, condición, sexo, profesión o religión, esperemos que su partida no quede en el olvido y que podamos sanar la herida por el vacío que dejan, de los abrazos perdidos y de las despedidas que quedaron pendientes. Un abrazo cálido y lleno de buena intensión a sus familias.

Enhorabuena aquellos que lograron sobrevivir, ya lo peor paso y lo que queda es salir adelante, pero prepárense, que lo que viene tiene cuesta y muy empinada; aquí sí es verdad que se deberá arrimar el hombro dejando a un lado vanidades y postureos, se necesitará mucha creatividad y mucha disciplina para salir juntos de esto. Deberemos pensar más en cercanías, en vecinos, en nuevas formas de ver las cosas, y en nuevas formas de hacer negocio, en poner orden y concierto.

Daré la bienvenida al 2021, rezando porque sea más llevadero, más fácil de transitar y que nos permita alcanzar aquellos objetivos a corto plazo que debamos trazar para tener un futuro más digno, próspero y feliz. La vacuna es solo parte de la solución, pensar que una vez puesta, todo será color de rosa seria un insulto a todo por lo que hemos pasado y un claro indicio de no haber aprendido nada.

Este es uno de los momentos en que agradezco que el pasado no regresa, porque un año como el 2020, no es cosa fácil.

Mis mejores deseos para quienes lean esto, que el 2021 les resulte con creces mejor que el año que dejamos atrás, que podamos sumar en todo lo bueno y restar en todo lo malo. SALUD, paz y prosperidad a todos.

Autor : Raquel Rodríguez F.

Reunión de amigas

Hace tiempo decidí migrar de país por razones de seguridad y de calidad de vida, lo cierto es que, no fue una decisión fácil de tomar, y el tiempo vivido fuera de la tierra que me vio nacer y crecer, aunque cumple con muchas de mis expectativas y la calidad de vida ha mejorado muchísimo, tengo mucha nostalgia.

Migré a la tierra de mis padres y abuelos, sabia que no era un lugar fácil y que migraba en no muy buena época, sin embargo, agradezco la recepción y la acogida, me he adaptado muy bien a mi nuevo hogar.

Pero la nostalgia, el clima y las dificultades hacen que uno extrañe los días felices, el trabajo en aquella oficina, el grupo de amigos que se hizo allí, las reuniones caseras los fines de semana, las parrilladas de cumpleaños en casa de los amigos.

Gracias al cielo, existe la tecnología y con el confinamiento pues descubrimos que podíamos replicar esas reuniones, a lo mejor ya no son fiestas de contribución, donde todos traen algo para el festín, a lo mejor no habrá pista de baile o parrilla, pero si hay amigos, en este caso amigas.

De esa oficina conservo un grupo muy animado de amigas, nos solíamos reunir para matar el estrés, probar nuevas recetas, cumpleaños, etc. Las llamé a principios de Julio y coordinamos un primer encuentro, y desde entonces ha funcionado bien, hasta ahora nos reunimos una vez al mes, para hablar zoqueteadas y reírnos un rato.

A veces en las que no todas podemos conectarnos a la vez, porque migramos a distintos países, con diferentes usos horarios, y aparte, todas hicimos una vida allí donde estamos, tenemos familia y obligaciones; pero hay una constante, las que estamos ese día en la reunión, lo pasamos de lo lindo, nos reímos y nos tomamos algo mientras conversamos.

Migrar no es fácil, y si hay algo en lo que todas estamos de acuerdo es que el país que extrañamos y llamábamos hogar, ya no existe, que la nostalgia no se ira de nuestros corazones y que nos preocuparemos siempre por lo que pase allí.

No se ellas, pero a mi me hace falta estas reuniones, me mitigan la tristeza, a mi nunca se me hizo tan difícil hacer nuevos amigos como aquí, si a eso le sumamos todo lo que trae la pandemia en el orden de restricciones me siento aun más aislada, estas amigas son mi puente con lo bueno que añoro.

Chicas (ellas saben quienes son) gracias por estar allí. Nos vemos en Google Meet la semana que viene, esta vez lleven vino y reserven su trocito de pastel porque nos quedamos hasta tarde…

Cuestión de Responsabilidad

Este va a ser un articulo muy corto, realmente es una reflexión y una propuesta. A medida que llegamos al final del año vemos con más animo la llegada de la vacuna y el final de esta etapa tan difícil, lo que no significa que podamos regresar a nuestra antigua realidad; muchas cosas han cambiado y pretender continuar donde lo dejamos (en marzo) es simplemente imposible.

Falta poco para que lleguen las navidades y el gobierno intenta buscar un alivio a los confinamientos y restricciones, honestamente no veo cómo, relajar ahora, no me parece prudente, no somos China o Japón, la disciplina, la conciencia de sociedad y la responsabilidad colectiva no se nos da muy bien a los occidentales, aunque la mayoría hacemos un esfuerzo enorme por cumplir con lo que se nos exige, siempre existe el grupito que se cree inmune, inmortal y casi divino, esos que son exageraciones o que a ellos no les va a pasar, esa minoría que por lo “general” (Siempre) patean la mesa y lo estropean todo con su “brillo”.

Si queremos tener unas navidades más o menos decentes en familia, mantener a la baja los números de contagio, hospitalizaciones y muertos, debemos poner todos de nuestra parte, usar las mascarillas, lavarnos las manos, y seguir con las directrices que nos han impuesto, son un incordio, pero funcionan.

¿Y el año que viene? pues, resistir y no enloquecer, esperar a saber las instrucciones para vacunarnos y vacunar a nuestros abuelos e hijos (No hacerlo, la verdad, no me resulta prudente). Yo incluso daría un paso más, y adoptaré a la mascarilla, como una prenda regular para cuando esté enferma, porque mis gripes y resfriados no tengo porque compartirlas con el resto de los mortales.

Simple cuestión de responsabilidad, no solo como individuo, también como miembro de una comunidad, en eso si emularé a los orientales, porque cuando están resfriados o enfermos y no pueden quedarse en casa, utilizan la mascarilla para minimizar el impacto, ellos no andan por allí a lo Hamlet preguntándose si se vacunan o no, se preguntan ¿hay vacuna? pues dame fecha y hora, que allí voy… ¿Quién me sigue?

Una Navidad Diferente…

Ya se nos fue la fiesta del Magosto y el Samaín, ahora lo que viene, según calendario, es Navidad, Año Nuevo y Reyes… Con la que nos ha caído, honestamente, ambiente festivo no hay, ni que alumbren las calles como si fuera Vigo o las Vegas.

Tengo años sintiendo que la magia se diluyó, ya no me huele a navidad y las ganas de decorar no son las de antes. Decoraré porque hay niños en casa y no quiero que pierdan la ilusión, formando parte de la familia Grinch.

Prometo hacer el momento del decorado en casa un juego, el día de navidad hornearemos galletas para tropecientos y prepararemos algo rico, guardo la esperanza de contagiar lo poco que me queda de la Raquel Navideña a los pequeños de casa, habrá arbolito, nacimiento y regalos, porque lo más sabroso de estas fiestas es la carita de los niños cuando reciben sus regalos.

Sin embargo, tengo muy presente que este año va a ser particularmente duro para el ánimo festivo, no van a levantar las restricciones para estas fiestas, en mi familia somos pocos los que nos podemos reunir, pero superamos el máximo permitido, de juntarnos superamos los 14 participantes y además todos estamos repartidos entre Galicia, Cataluña, Canarias y Madrid así que alegar convivencia en 70 metros cuadrados con cuatro perros además… no creo que eso cuele…

Disculpen los puristas mi negatividad, pero la vengo arrastrando aproximadamente desde el 2012 cuando la navidad se vio golpeada por la mediocridad, la política, la crisis económica y la inseguridad en aquellos rincones de mi nostalgia, ya para el 2014, cuando nos mudamos definitivamente, el choque de ver como celebran aquí las fiestas aplastó un poco más mi ánimo; mi ex y su familia tampoco ayudaron mucho. Lo que hizo que mi ánimo no se esfumara del todo fue la llegada de mi terremotico, le dio fuerza a mi alma duende y junto a mi familia es quien me sostiene lo «Navideña».

Este año no me voy a amargar la vida, decoraré, cocinaré, habrá música y juegos, y a falta de apretujarnos en casa cantando “Entre que caben 100” entre familia y amigos habrá videollamadas.

Vayan avisándole a mi Yaya que olvide la parte de los tacones, el maquillaje y las lentejuelas, la videoconferencia será en pantuflas y pijama, con copa de vino en la mano. Para el año nuevo más de lo mismo, en vez del pijama rosa felpudo, será azul y cava en lugar de vino, para reyes el modelito gris de ositos polares; todos abrigaditos, holgados, suavecitos, y poco favorecedores, eso sí, con pendientes…no quiero que me desherede por hombruna…

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Habemus Vaccinum

Al fin, se está viendo la salida a este túnel… Ahora falta que exista dosis para todos y no nos contagiemos de aquí al momento en que nos toque, mientras, seguiremos en esta “nueva realidad” al estilo de Eugène Ionesco o de Samuel Beckett.

Pero hay esperanza, dos dosis que te generan un 90% de protección, que, aunque algunos digan que no es suficiente, a mi me viene de perlas, porque supera el 40% que implica llevar la latosa mascarilla, los negocios cerrados, la falta de oportunidades y esta encerrona casi penitenciaria, a tener nuevamente vida social, ver a mi familia y reactivar el pulso que nos mantiene vivos.

Habrá que esperar a que el año próximo lleguen las dosis, desde ya les aviso que no te la ponen por tu linda cara, sabemos como se bate el cobre; esto lleva prioridades y el orden lógico sería inmunizar primero:

A los sanitarios que lo de llevar mascarilla y trajes espaciales les debe tener ya más que saturados. Esos que día a día deben lidiar con pacientes y familiares, esos que por muy curtidos que estén, deben sentirse fatal cuando se les muere un paciente, esos que llegan cansados y asustados a sus casas con esa espada de Damocles encima.

Al personal de emergencia, entiéndase aquellos que deben poner orden y tratar con verdaderos tarados mentales que aun piensan en fiestas y noches locas, con la mascarilla de taparrabo; esos pobres policías, bomberos y personal de riesgo (incluye trabajadores de residencias de ancianos) que bastante crudo se lo han tragado ya, viendo como su esfuerzo se les aplaudió en la primera vuelta y ahora en la segunda los miran feo porque deben hacer su trabajo.

Una vez cubierto los que nos cuidarán vendrían las personas vulnerables como embarazadas y abuelos… Estemos claros que si la lógica y no las puntadas de culo son quienes deben marcar las directrices, tardará en llegar el turno para los demás mortales, simple, no hay para todos en la primera tanda, con todo y pinchazos, la mascarilla llegó para quedarse, con ella sus cuatro reglas que seguirán conviviendo con nosotros.

Así que no empujen que no hay baranda; si ya tenemos casi un año en este tango a medio pelo, otro medio año o año y medio igual llegamos.

Lo importante es que por fin Habemus Vaccinum y es algo que debemos celebrar…

El Teletrabajo: mito y realidad de trabajar remoto..

El teletrabajo es un término que actualmente tiene mucha repercusión en España, pero no es una modalidad nueva de trabajo, tiene más de 25 años en el mundo, en sectores como el informático, científico o financiero son muy comunes.

Desde que se desató la pandemia, con las cuarentenas y restricciones, esta modalidad laboral ha pasado de ser un caso poco común a algo más frecuente y con miras a arraigarse con fuerza. Como todo tiene su lado bueno y su lado mas bien oscuro, es prudente hablar de los grandes mitos que se crean sobre esto para asumir con los pies en la tierra, algo que llegó para quedarse.

El teletrabajo es mucho más que mudar tu oficina a la casa, hay que cumplir con ciertas reglas para que funcione y seas productivo, por un lado, puede resultar muy cómodo, pero también puede resultar un quebradero de cabeza.

No es una modalidad de trabajo que se adapte a todos los entornos, ni a todos los profesionales, hay que tener una capacidad de organización y muchísima disciplina.

Te obliga a estar al día en todo lo que te rodea, tanto en información, como en tecnología, y comunicación, pero también te permite trabajar desde varios entornos, no simplemente desde un puesto de trabajo dentro de una empresa.

Es verdad que ahorras un dinero en traslados y dietas trabajando desde casa, pero gastas más en servicios como luz y teléfono, también se incrementa la cuenta en el super.

Igual, aunque el entorno resulte más relajado, debes vestirte para trabajar, no es bueno descuidar la indumentaria; por un lado, te ayuda a entrar en “modo profesional” y mantenerte alerta y concentrado, por otro lado, evitas dar una mala imagen, porque puede resultar muy divertido que te pillen en chándal y pantuflas al levantarte durante una videoconferencia, pero te ves poco profesional y repercute negativamente.

Puede que estés en casa, pero, si no cuentas con un sitio exclusivo para trabajar no resulta muy cómodo. Lo recomendable es contar con un espacio tranquilo y funcional que te permita asumir que estás trabajando. Ese lugar ideal debe contar con buena iluminación, una buena superficie de trabajo para colocar tu portátil, tu móvil, y lo que necesites para trabajar, una silla cómoda y para las videollamadas aportar un escenario neutro, para reforzar el aspecto profesional. Si no cuentas con un sitio así en casa y solo necesitas de un portátil para trabajar, puedes recurrir a zonas de coworking, lugares que están habilitados con puestos modulares que te facilitan lo básico para tus necesidades de espacio y tranquilidad, los hay gratuitos y de pago y hay que reservar con tiempo.

Es mentira que trabajas solo cuatro u ocho horas, lo cierto es que muchas veces no resulta fácil saber cuántas horas inviertes, sobre todo en los comienzos, es muy frecuente que le dediques más tiempo y superes la jornada de ocho horas. Entre las alertas que debes considerar tener activas aparte de las reuniones y llamadas, están los tiempos de descanso como el almuerzo y la hora de salir. Parece absurdo y muy obvio, pero en el esquema tradicional de trabajo, la sinergia del entorno te avisaba cuando había que salir a comer, o cuando terminaba la jornada, siempre había algo que te indicaba en que momento del día estabas, con el teletrabajo esa percepción del tiempo suele ser diferente.

Y hablando de tiempo, aunque ahorres en desplazamientos y cuentes con más tiempo, algo que te invita a relajar un poco, sigues teniendo un horario, debes ser igual de puntual y riguroso que en el modo tradicional, es mentira que, si llegas tarde, con terminar después de hora compensas, tampoco puedes ausentarte para hacer recados sin avisar y dentro de tu horario laboral, pues puede que el entorno sea más relajado, pero debes cuidar tu imagen profesional.

Es verdad que te da más margen para la conciliación familiar, pero hay que tener mucha disciplina y delimitar bien los momentos en familia de los laborales, si trabajas directamente desde casa, no es fácil cuando tienes niños pequeños, o si la familia es numerosa, tampoco cuando el espacio en el que trabajas no es exclusivo para esa tarea.

Es una modalidad de trabajo algo solitaria, no compartes espacio con tus compañeros de trabajo, la comunicación con ellos es vía email, telefónica o por videollamada. El trato no es directo, ni se generan lazos de la misma manera y con la misma facilidad que compartiendo un espacio común. Sin embargo, tiene su lado interesante y divertido cuando tienes que trabajar con compañeros en otras ciudades o países, porque las limitaciones geográficas ya no son tan rígidas, puedes trabajar en una empresa de Madrid estando en Coruña, Burgos o Tenerife, de la experiencia aprendes mucho.

Para la empresa es un ahorro en espacio físico, en servicios básicos como la electricidad, en mobiliario y equipos, pero, salvo que seas autónomo, los equipos y el mantenimiento de estos para hacer tu trabajo deben ser asumidos por la empresa.

Como comento es una modalidad laboral que llegó para quedarse; es un nuevo esquema de vida, con sus reglas, que son engañosamente simples, pero igual requieren compromiso y otra visión del concepto de profesionalidad, sociedad y educación. Es un cambio interesante que promete muchas mejoras, pero debe enfocarse correctamente para dar resultados y no es algo que deba asumirse con miedo o timideces, hay que estudiar y documentarse bien antes.

Un Samaín mustio.

Triste si, pero no hay cómo hacerlo diferente, porque entre pitos y flautas, de la pandemia no hay noticias de mejora, los números de contagios siguen subiendo y las alternativas de reunirnos con familia y amigos para que los niños (pequeños y grandes) jueguen y disfruten quedaron con suerte para otra ocasión.

Aquí no es Halloween sino Samaín, aunque no es mucha la diferencia en el modo de celebrarlo. Este año pretendía disfrazar a mi familia y salir a la calle para pasear, reírnos un rato, asustarnos con los disfraces de los vecinos, asar castañas y en la noche hacer una fiesta de pijamas, contar cuentos de fantasmas, brujas y pasarlo bien durmiendo en la sala con los niños en colchones inflables, nada de buscar dulces tocando de puerta en puerta, gritando truco o trato. La calabaza será una lámpara igual, luego será parte del pastel que hago en cada Samaín, capaz y nos disfrazamos para tomarnos unas fotos y mandarlas al WhatsApp de la familia, pero hacer el paseo a Allariz a ver a las brujas y los fantasmas, correr cuando desfile la Santa Compaña… Este año no, mucha gente y aparte estamos aún confinados.

Mi esperanza es que para cuando nos dejen, mi hijo deje de hacerse el tímido y se sume a la loca de su madre, disfrazado, a la aventura de cazar hombres lobo, brujas y fantasmas con más razón y memoria, para que tenga recuerdos de una infancia feliz y muy divertida.

Otoño, mi estación favorita

Otoño, maravilloso otoño, época en que toda la naturaleza se tiñe de amarillo, naranja, rojos y marrones, cuando el clima deja de ser agobiante para tornarse fresco y agradable, como me gusta el otoño.

Pasear por el bosque y pisar las hojas secas, ver como las viñas se tiñen de amarillo y rojo, el sonido de la brisa y las hojas que caen.

Esta época fantástica en que comienzan a estar listas las calabazas y las castañas están a punto para recolectarlas, el olor al asarla… Nunca pensé que me gustarían tanto, mis abuelos hablaban siempre de lo mucho que extrañaban un buen puré de castañas acompañando un guiso, no supe lo que decían hasta que llegué aquí y las probé.

Otoño para mi era solo una estación de referencia, pues vivía en el trópico, para mí, los olores del otoño comenzaban en octubre con los primeros dulces de lechosa, con olor a, melaza canela y clavo, cuando dejaba de llover y comenzaban los atardeceres coloridos pero no mucho más, porque también era la época cuando el Ávila comenzaba a teñirse de morado (una belleza) pero, justamente la hierba que teñía la montaña, dejaba enfermo a medio mundo por las alergias que provocaba. Ahora que vivo en un país con cuatro estaciones no dudo en decir que es mi estación favorita; así nostálgica, colorida, húmeda y fresca, pero fresquito sabroso, fresco que no te cala en los huesos, sino que te invita a tomarte un té con especias, un chocolate caliente, un biscocho de nueces, una sopa…

Época de guisos, sopas y platos de cuchara…si, dije sopa, no me miren raro, ahora me gustan.

Me gustan todas las estaciones, cada una tiene su encanto y su magia, pero como el otoño…Noooo lo mío es el otoño.

Autor: Raquel Rodríguez Ferré
Fotografía: Claudio Olivares Medina en Pexels

Malagradecidos…

Esta claro en este mundo que hay de todo, millones de especies entre plantas y animales, nosotros los humanos entre tramos también en esta variedad. No me dedicaré a dar una clase magistral de paleontologia, sociología o de genética, pero si hablare de la naturaleza humana y de las variedades de personajes con los que hay que tratar.

Dentro de la raza humana, más de colores, tamaños, formas y bellezas, vivimos en sociedad y dentro de ella se destacan los que saben sacar lo bueno de la vida, dar la nota y grandes lecciones de civismo, heroísmo y éxito; y también los que por otro lado, muestran lo inveciles, miserables, bajos y ruines que podemos llegar a ser. Por fortuna estos últimos no son mayoría, y aunque son ruidosos, una vez les descubres, son fáciles de neutralizar.

La noticia del día de ayer y el motivo de este artículo, salió de redes sociales y luego en televisión, una serie de denuncias por acoso.

No hay nada mas desagradable que llegar a casa, cansado, preocupado, con miedo y encontar una nota anónima pidiendote que desalojes, que no regreses más por alli mientras dure la cuarentena, porque eres persona de riesgo y puedes contagiar… A veces me pregunto ¿dónde esta la sensibilidad de quienes hacen algo así? evidentemente carecen de empatía, no se ponen en los zapatos de ese vecino médico, bombero, trabajador de cruz roja, cajero de automercado, y otros…

Cuando leí la noticia en facebook y luego la vi por televisión, la pena y la decepción se apoderó de mi; ese tipo de miserables siempre necesitan figurar, necesitan mostrar su pobreza de alma, de gentilicio, de educación, de cobardia porque además son incapaces de dejar nombre, apellido y número de apartamento, dejando su veneno sin seña alguna, como si fuera idea y sentir de todos los que allí habitan.

Por fortuna, no son mayoría, y lo mejor de todo, vivo en una comunidad donde hasta ahora no se ha manifestado ningún espécimen de esos, se que donde estoy, la conforma gente normal y dentro del grupo hay a quien le ha tocado trabajar en condiciones de riesgo y puedo garantizarles que son los primeros en respetar y cumplir con disciplina espartana las normas de seguridad e higiene, son los primeros en llevar guantes, máscara y mantener los dos metros de distancia, también son los primeros en ofrecerte ayuda y hasta salir por ti, para que no corras riesgo, garantizo que la mayoría llega cansados al extremo, están preocupados y tanto o más asustados que un vecino común.

Me pongo en el lugar de quienes han pasado por tan desagradable momento y comparto su rabia y su miedo, al igual que ellos y que el resto del mundo, queremos que está pesadilla termine y seamos libres de nuevo, así que, mi mensaje a los impresentables: Guarden su veneno y sus cartas anónimas, no son de ayuda, no están haciendo un papel moralizador, ni ayudando a salir adelante de este mal trago, y lo más importante, no sean hipócritas, si son capaces de dejar cartas sin nombre al menos tengan la decencia de no aplaudir ni de mimetizarse con los que si entendemos lo que es trabajar en sociedad y poner de nuestra parte…

Iniciando un nuevo proyecto, con la esperanza de ayudar…

Hoy en día mantenernos al margen de lo que sucede en el mundo no es posible, por todos lados recibes información de tu entorno, y de lo que existe más allá de las fronteras, si a eso le sumas que naciste y te criaste en otro sitio, existe un vinculo con ese entorno por muy lejos que estés.

Podemos aislar parte de la información, la verdad, no es fácil digerir tanta noticia y menos siendo tan dura, pero aislarnos nosotros de esto no me parece, ni justo, ni realista, ni posible. Confieso que por motivos de salud, me he distanciado de lo que sucede en Venezuela, y también me he distanciado porque ya casi toda mi familia esta conmigo. Pero aun me quedan amigos allí y mal que bien me preocupa lo que les pase.

Por ello decidí crear un blog, un diario, con lo que me ha pasado a mi en este tiempo, con lo que he hecho para adaptarme, mis errores, mis aciertos, algo aparte de esto que estoy escribiendo ahora y enfocado en aquellos que deciden irse de su país. comenzaré por lo que conozco, pero mi idea es ampliar con otros destinos.

La dirección es https://diariodeteselas.home.blog/ salió el día 18 de julio, pero aviso ahora que ya tiene dos o tres artículos publicados.

Espero les guste y sobre todo les sea de utilidad…

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