El domingo pasado fui por primera vez a la nueva sede del Ateneo de Caracas, no sé si es que estoy nostálgica o qué, pero quede prendada de esa casona vieja, la zona en su momento fue una gloria y ahora es un peligro pero esa casa tiene su magia y encanto, con todo y que esta descuidadita y con goteras, con el barandal de la escalera maltrecho y el jardín descuidadito, aun así mantiene su dignidad como una abuelita de abolengo.
Esa casa me alborotó el arquitecto que llevo por dentro, si a mí me dan una casa así y me dicen que me la quedo si la restauro, yo haría fiesta, y le dedico el tiempo que sea a repararla (porque tiempo me va a llevar y que jode, no tengo los reales para restaurarla de una vez). Es una casona de los años 30´s o 40´s con un diseño muy sencillo pero hermoso, espacios amplios muy limpios y pisos de mármol y parqué. Un jardín entre señorial e intimo y una fuente morisca que me dio dolor verla seca y llena de hojas, no le pare ni medio a la exposición e hice un esfuerzo por mantener mi educación y no ponerme a abrir puertas y subir escaleras cual comadre chismosa.
insisto que yo quiero algún día tener una casa así para vivir con mi familia y pasar las navidades con un gentío, mientras agradezco que la dieran en comodato y le brindaran un espacio al Ateneo que hace su mejor esfuerzo por mantenerse pese a todo lo que sucede en el país y mantener esa casa.