¿QUÉ PASO CON LA NAVIDAD?
Paseas por la ciudad y sientes un vacío, un frío nada grato, aquí falta algo, no han llegado los aromas a pino, ni eucalipto, no suena la tradicional gaita navideña.
Cubres la ruta normal camino a tu trabajo, universidad o diligencia y no es como antes, ya a comienzos de noviembre debería haber calles completas adornadas con guirnaldas, luces, nacimientos, muñecos, y para finales de mes hasta los edificios y centros comerciales. Ya en las noches de camino a casa deberías ver en la mayoría de los balcones las luces de los arbolitos o nacimientos que coloca la gente para darle la bienvenida a la Navidad, pero no, hoy es 29 de noviembre y nada.
Ya los centros comerciales tienen sus adornos navideños pero este año los veo más opacos, las calles más grises, los edificios y las calles no están adornadas, el ánimo tampoco, no son tan habituales como antes ver carros con su árbol en el techo, ni tumultos en los puestos de venta de adornos.
Ya los mercados no huelen a hoja de plátano, ni a noto, ni a pasas…la Navidad no se ve, parece que este año pasara de largo, ¿será que perdió la dirección?
En la calle se escucha que en este año no hay ánimo de montar la Navidad, he incluso los que la montan en sus casas les escuchas decir que lo hacen porque hay niños en casa y no quieren que se pierda la magia, pero ánimo, ese no ha llegado.
En mi caso, el mosquito de la Navidad no me ha contagiado de su ánimo como en años anteriores, yo era de las que convertía la casa en otro mundo, uno paralelo lleno de luces de colores, nacimientos, renos, duendes, bombitas, bambalinas, guirnaldas, flores, velas, todo aquello que tuviera brillo, colores vivos, luces y oropeles era guindado, unido a lazos; era de las que colocaba gaitas y villancicos en el carro, en el iPod y hasta el puesto de trabajo tenía ambiente navideño, ya para hoy de seguro tenía afuera el gorrito con orejas de duende esperando al primero de diciembre para aparecerme en la oficina con chocolates y un «FELIZ NAVIDAD» en la garganta, listo para gritarlo a los cuatro vientos. Este año la Navidad se quedará en su cajita, el gorro de duende en su gaveta, los porqués y las tortas en el libro de recetas y a lo sumo colocare el nacimiento en la sala, pero, ¿ánimo?, no hay, como tampoco hay ánimo para el amigo secreto, para las tarjetas hechas a mano.
Mil perdones, pero este año no hay motivos para tener un «Feliz Navidad» en la garganta, este año o lo que queda de este lo que hay es preocupación, desanimo y ganas de seguir adelante sin hacer mucho ruido… ¿Qué paso con la Navidad? Este año creo que decidió irse a otro lado.
Este año el ambiente navideño brillo con poco animo, entre dos elecciones que lo que dieron fue pena y rabia por la burla de los organismos, la verdad es que navidad llegó pero porque no quisimos dejarla morir.
Ni los adornos en los centros comerciales, ni los regalos, ni los puestos de chuches en la calle le dieron ese toque especial al mes de diciembre.
Hoy, a dos días de la navidad hago la reflexion, que la navidad esta en la familia y en el hogar, no en la ciudad ni en el clima, este año brillo poco, pero brillo, no se quedo frio y mustio
UN CLÁSICO NAVIDEÑO QUE ESPERO NUNCA PASE DE MODA
El jueves pasado fui al cine con un muy buen amigo a ver “Canción de Navidad” de Charles Dickens, en 3D y con Jim Carrey como protagonista. Pese a que es un clásico y que lo dan religiosamente todos los diciembres desde que este caballero escribió el bendito cuento, no deja de ser una hermosa historia y una muy dura crítica a las condiciones de la Inglaterra del siglo XIX. Además de ser totalmente atemporal porque esos mismos problemas de aquel entonces siguen hoy en día, a lo mejor con otra cara y con otra gente tratando de aliviar las penas de quien menos tienen, también a uno más que otro viejo avaro suelto por allí.
La película sigue fielmente el cuento de Dickens, lo que significa que no es tan rosa y melcochota como son las adaptaciones para niños pequeños, es un tanto oscura, bastante cínica y con muchos sustos, pero la animación es más que estupenda, y si pueden verla en 3D no les cuento la sensación porque es increíble, casi puedes tocar a los caballos, y el trabajo en las telas, y la piel de los personajes sobrepasa cualquier expectativa, se las recomiendo ampliamente.
Lo mejor de esta historia es que necesito verla al menos una vez para sentirme en navidad, más ahora que el ambiente decembrino esta tan poco animado y que pese a los adornos y las luces no se siente tan especial como en otros años…Debemos admitir que nuestro Grinch y sus secuaces están empeñados en amargarnos estas fiestas pero como digo desde hace tiempo me niego a que me roben mi navidad…
Gracias Luís por invitarme y regalarme este pedacito de navidad, disfrute mucho la salida.