6 momentos de Reinventarse, una manera de perder el miedo

¿Cuántas veces no nos hemos visto en una mala situación y hemos tenido que ingeniárnoslas para salir adelante?, no por nada dicen que la creatividad es hija de la necesidad… ¿Cuántas veces ustedes no se han visto buscando un nuevo horizonte porque el suyo ya les queda chico o no les gusta?

No existen momentos en los que puedes seguir adelante sin cambiar, sin evolucionar, sin reinventarse, nos pasa a todos y en varias ocasiones a lo largo de nuestras vida, piénsenlo bien, no es algo nuevo.

Cuando se habla de comenzar de cero, de reinventarse, suena terrible, complejo y la verdad es, que no lo es. Resulta que nuestra vida está llena eso, desde que nacemos estamos en constante cambio para seguir adelante, no importa la edad, la condición social, el sexo, quién seas, si quieres vivir en sociedad debes evolucionar con ella; ahora bien, tú decides si quieres que sea traumático o no.

Aquí van seis ejemplos en los que uno se reinventa sin saberlo para seguir adelante:

La adolescencia: ese paso de la niñez a la edad adulta, en donde todos enloquecemos (tanto padres como hijos) tratando de comprender los cambios sociales, hormonales y físicos, del pobre que pasa por el trance.

En esta época (hagan un ejercicio de memoria), TODOS fuimos gruñones, huraños, ridículos y contestones, todos queríamos encajar en el grupo de amigos y ser los más populares, los juguetes eran para niños tontos, todo les daba vergüenza, y rabiábamos cuando nuestros padres nos pedían algo o nos mandaban, porque ya no éramos niños sino adultos… Pues les cuento, si ya tienen más de 21 años, felicidades, sobrevivieron a su primera reinvención.

Cambiar el colegio por la universidad: Ahhhh, esos meses felices en donde dejaste el colegio y comenzaste la universidad, solo para darte cuenta que no sabes absolutamente nada y para tu desgracia, no hay nadie pendiente de ti para que estudies y saques la carrera adelante, hagan memoria, que todos pasamos por allí, lo que haces depende enteramente de ti.

Si suspendes el primer semestre, al siguiente te vez buscando un trabajo para pagar carrera.

Son más los que al mes de estar en la universidad, les llega su dosis de realidad y buscan la manera de salir adelante, buscan trabajo, y oh milagro!!! entran en ese lugar prohibido y misterioso llamado biblioteca para estudiar en serio, porque la universidad es para adultos y ya no son niños…

Buscar tu primer trabajo: El trabajo, eso que tú haces a cambio de una maravilla llamada dinero, que te da un cierto grado de independencia, esa consola de video juego que tanto querias, te la compraste sin pedirle nada a nadie… vamos, hagan memoria, que TODOS recordamos lo que compramos o hicimos con nuestro primer sueldo. Yo me compré un anillo de plata, que aun utilizo, e invite a mi mamá a comer al restaurante que le gustaba para celebrar.

Ese primer sueldo uno nunca lo olvida, primero porque te hizo grande y segundo porque duro un suspiro.

Cambiar de trabajo: A todos nos ha pasado, o al menos al 90%; terminas la carrera y quieres ejercer lo que estudiaste, así que, buscas un empleo que se ajusta a tus nuevas necesidades. Otra variante: ya estás trabajando y no ganas lo que te gustaría; este ítem se presta para infinidad de casos.

Lo cierto es que tienes la necesidad de buscarte algo que te brinde un sustento y tu dosis de independencia, que una vez vivida, no quieres dejarla, es algo que sucede, y son pocos los que solo tienen un trabajo en su currículo, la necesidad de evolucionar y mejorar es algo inherente en el ser humano.

Convertirte en padre/madre: Un cambio radical créanme, te reinventas al 1000%, dejas de ser el espíritu libre que se acostaba cuando quería, que comía lo que le daba la gana, que viajaba a donde le parecía, ahora, te trasnochas por una cosita minúscula que llora porque tiene hambre (no por la fiesta), te conviertes en experto manejando material radioactivo (los pañales) , no te importa comer poco, mal y a ratos; haces en un día más ejercicio del que hiciste en un año de gimnasio, corriendo detrás del bebé que gatea directo al tomacorriente, a las escaleras o a la estantería de libros para subirse a ella.

Y por si eso no fuera suficiente te vuelves un preocupado crónico, porque no importa que tenga 1 año como si tiene 60, sigue siendo tu bebé…y ojo, ERES FELIZ!!!

Migrar: Este si es un cambio duro, radical y doloroso, vamos a estar claros, uno no se va de su tierra por gusto, ya sea por estudios, por necesidad, por seguridad o por la razón que sea, cambiar de país, es algo radical, debes adaptarte a un clima diferente, aun idioma diferente (incluso entre países con idioma común), costumbres diferentes, leyes diferentes, comida diferente. Cuando uno se va de la tierra que te vio nacer y crecer, la nostalgia se apodera de ti, llegas a extrañar cosas que en su momento hasta te parecían insignificantes.

Como verán reinventarse es algo natural, y podemos estar años dando ejemplos, cierto que son algo molesto, incomodo e inquietante, es verdad, pero nada que no se pueda asumir, teniendo la edad que sea, la profesión que tengas, la vida te invita a fluir con ella, solo date el tiempo para pensar ¿qué hacer? nosotros contamos con los recursos suficientes para salir adelante, y si no es así, los buscamos, solo hay que asumir el miedo y ponerlo de nuestra parte para ser cautos, no permitir que nos paralice, la vida y el éxito siguen adelante con o sin nosotros.

Les invito que vean el proceso de reinventarse como un juego, un reto, la aventura de mejorar y de mantenerse joven, si lo vemos así, créanme, tendrán menos migrañas, menos ulceras, el cielo será menos gris y dormirán un poco mejor.

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